Las calles de Sáenz Peña y Villa Raffo esconden historias de un verdadero prócer del heavy metal argentino. Anécdotas de un guitarrista fantástico que influenció generaciones, exploró en los nuevos sonidos del trash y se convirtió en leyenda por su trágica muerte por un disparo al corazón. Era un vecino como cualquiera: amaba a su barrio, paraba en la plaza con su cerveza y su guitarra en mano, pero también se aparecía con Pappo por las calles para jugar billar, festejar cumpleaños en el Club Villa Raffo o compartir noches de zapadas y vicios en su casa.
Osvaldo Civile nació el 21 de octubre de 1958 y creció en la casa de sus viejos sobre la calle Chile en Villa Raffo. Cuando tenía 13 años, su papá Daniel le regaló una guitarra eléctrica y descubrió al amor de su vida. Hizo la primaria en la escuela 43 de su barrio y en la secundaria comenzó a tocar en los actos escolares.
En su adolescencia formó parte de la banda de covers “San Francisco” con pibes del barrio, mientras se ganaba sus primeros pesos como caddie en el Golf Club de Sáenz Peña y en una hilandería sobre la calle Chile. Con esa banda tocaban temas de Pappo, Los Gatos y Color Humano. Luego formó parte de “Escarlata” y más adelante llegó a “Té de Brujas” (1981), banda metida en el corazón de Tres de Febrero porque después del paso de Osvaldo, le llegó el turno a Rodolfo Cava, reconocido luthier de Sáenz Peña y primer cantante de Rata Blanca.
En 1982 Civile desembarcó nada más y nada menos que a V8, emblemática banda del metal argentino que estaba acomodándose tras la salida del “Chofa” Moreno por problemas de salud. El mismo Chofa, fundador de la banda junto al vecino de Caseros Ricardo Iorio, recomendó a Osvaldo como su sucesor. Así quedaría la formación clásica de la banda con Alberto Zamarbide en voz, Ricardo Iorio en bajo, Osvaldo Civile en guitarra y Gustavo Rowek en batería. Ese año graban su primer demo y fueron invitados por Pappo a tocar en el BA Rock.